Historia

La Argentina en Copa Davis – 1929-1931

Apertura al mundo: creación de la Zona Americana

En 1929 se amplió el formato de la competencia, con la creación de la Zona de América del Sur. Argentina fue invitada por el organismo que regía el tenis mundial a organizarla en 1931, para jugar junto a Chile, Brasil, Bolivia, Perú, Uruguay, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Japón y Australia.

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Equipo argentino de Copa Davis vs. Paraguay 1931: Andrés Ruy Sissener, Guillermo Robson, Edwin French (capitán), Adriano Zappa y Lucilo del Castillo.

El presidente de la Asociación Argentina de Lawn Tennis, Horacio Bustos Morón (h), bregó incansablemente junto a sus colegas brasileños para desmembrar los cuadros zonalmente. En su viaje a Europa en el ’29 conversó largamente con monsieur Gillou, vicepresidente de la Federación Francesa de Tenis y capitán del equipo de Copa Davis de ese país, quien sería uno de los delegados a la Asamblea General que se celebraría en Londres y donde se trataría el pedido. Bustos Morón encontró gran predisposición en el dirigiente galo quien, para facilitar las gestiones, le propuso a la Asociación de Gran Bretaña que nuestro país se sumara a la Subcomisión de estudio de las modificaciones del Reglamento de Copa Davis.

Argentina participó de la Asamblea programada para el 1º de julio de 1929 y en las sesiones de propuso dividir la Zona Americana en dos segmentos, el estadounidense y el sudamericano -donde podía inscribirse cualquier país- cuyos ganadores disputarían la final interzonas. Pero los estadounidenses se negaron a jugar partidos preliminares y la decisión fue que esperarían al ganador de la zona sudamericana para dirimir quién de los dos países jugaba la final mundial contra al ganador de la Zona Europea.

La Subcomisión estuvo formada por los Sres. E. Clive Miller (Australia), A. A. Sabelly (Canadá), F. E. Dixon (Estados Unidos) y Bustos Morón. Fue aprobada la división en la reunión del 2 de julio en la sede de la Asociación de Lawn Tennis de Gran Bretaña, presidida por Lord D’Abernon. Finalmente, de los diez países invitados se inscribieron Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil, que no jugó. Significó la conversión del Campeonato Sudamericano como base organizada de esa selección por eliminación y se sustituyó, entonces, la Copa Mitre por la Zona Sudamericana de la Copa Davis por disputarse cada dos años. Al ganador se lo consideraría equipo campeón de América del Sur y, por iniciativa de dirigentes de Argentina, Chile y Uruguay, luego de una reunión en Montevideo, se acordó que el legendario trofeo fuera un premio a la nación ganadora.

Nuestro equipo, siempre con la capitanía del dirigente Edwin French, le ganó sin contratiempos a Paraguay 5-0 en el Asunción Tennis Club, entre el jueves 26 y el sábado 28 de marzo de 1931, en una cancha marcada sobre baldosas al aire libre. Esa inédita superficie fue aceptada por la dirigencia argentina ya que en aquella ciudad, por entonces, no existían de polvo de ladrillo. Integraron el conjunto Lucilo del Castillo, Adriano Zappa, Guillermo Robson, Andrés Ruy Sissener –del Buenos Aires Lawn Tennis Club– y, para la adiestración previa, viajó el jugador profesional francés Martín Pláa. Lo hicieron en tren, el domingo 22 de marzo. Sissener, de 17 años, entró al equipo luego de una selección organizada por la AALT en la que participaron 27 jugadores aficionados. El finalista fue José Antonio Moliné y se destacaron también Héctor Iribarne y Miguel Angel Almeyra.

Originalmente la serie debió jugarse en la Argentina, pero los dirigentes de la Asociación Argentina de Lawn Tennis consideraron que el mayor interés por la disputa sería en Asunción, donde existía inquietud por observar a los excelentes tenistas argentinos, según lo apuntado por el capitán paraguayo, Alberto Heilbrun. En el viaje de regreso al país, en tren como a la ida, se registró una curiosa anécdota relatada por el periodista Félix Madrid en El Gráfico: “Llegando a la estación Labougle, en Corrientes, Robson y Sissener se bajaron a comprar los diarios porteños. Lo hicieron vestidos de tenistas y sólo con el dinero para los periódicos. El convoy comenzó a caminar, Robson trepó por la parte delantera del último vagón y Sissener por la trasera. Este, al no encontrar a sus compañeros en el vagón correspondiente, creyó haberse equivocado de tren y se bajó… Cuando los otros compañeros notaron su ausencia iban llegando a Monte Caseros, la estación más próxima, y allí le dejaron ropa y dinero para que pudiera volver a Buenos Aires, lo que tuvo que hacer al día siguiente”.